iLovecraft es: Altas dosis de terror sazonados con ciencia ficción y una increíble puesta en escena.
La soñadora, oscura y portentosa imaginación de H. P Lovecraft transgredió los limites de la literatura de terror del siglo XX. Esta colección incluye 3 obras maestras interactivas: The Hound, Dagon y La Ventana. Sumérgete en un mundo dónde los secuaces humanos están bajo la amenaza constante de seres de otra dimensión.
¡Déjate abrazar por los tentáculos de Lovecraft!
He colaborado en iClassics Productions durante 3 meses preparando las diferentes animaciones de cada página interactiva. En ocasiones, he generando secuencias y vídeos en 3D con After Effects o Cinema4d, pero lo mas habitual ha sido preparar las animaciones mediante la herramienta Spine, por tal de exportar datos de animación para librerías de programación de videojuegos.
The Hound
La historia se centra en el narrador y su amigo St. John, y su interés enfermizo por profanar tumbas. Constantemente profanan criptas obteniendo recuerdos de sus expediciones nocturnas. Desde que residen en la misma casa, tienen la oportunidad de transformar su sótano en un mórbido museo.
Un día descubren una tumba particular, lo que desencadena un gran interés en ellos. Descubren un viejo cementerio en Holanda, que posee una legendaria tumba de un saqueador de tumbas…
iLovecraft: The Hound ~ Fragmento de la interfaz «Esoteric Soft. Spine» donde se muestra la relación de pesos de la malla con los controladores.
Dagon
Un narrador innominado cuenta la terrible vivencia que le ha abocado a la morfina en un vano intento de olvidarla y a la decisión irrevocable de suicidarse.
El barco en el que era sobrecargo es abordado por un buque alemán en el Pacífico, al comienzo de la Gran Guerra. Los tripulantes pasan a ser prisioneros de guerra. Y aunque el trato recibido es bueno, escapa en un bote con agua y comida. Durante días va a la deriva, sin avistar barcos ni tierra. Cuando he aquí que al despertar una mañana, se encuentra tirado en una cenagosa extensión de fango negro, cerca del bote embarrancado. En mitad de un pudridero de cadáveres de peces descompuestos y bichos indescriptibles al que no se le ve fin en el horizonte. Un terror nauseabundo le embarga. Acaso el lecho marino ha aflorado debido a algún cataclismo, piensa. El sol va resecando el apestoso suelo.
Aturdido y espantado, lo examina cual haría un arqueólogo ante semejante descubrimiento. En su superficie halla inscripciones y relieves, siendo las primeras una escritura jeroglífica compuesta por símbolos que representan a diversos animales marinos, algunos desconocidos. Pero son los relieves pictóricos los que más llaman su atención. Representan a seres de un mundo submarino, aparentemente humanos, pese a
sus manos y pies palmeados, labios espantosamente gruesos y fofos, vidriosos ojos saltones, así como otros rasgos aún menos agradables de recordar.
Sus proporciones parecen desmedidas, pues apenas son menores que una ballena cincelada. Dioses de alguna tribu de pescadores primitivos, anteriores al hombre de Piltdown o el del Neanderthal, piensa estremecido. De pronto, escucha un chapoteo. De las aguas de un regato que pasa al lado del monolito, surge un inmenso y espantoso monstruo de pesadilla, cuyos brazos escamosos rodean la gran roca al tiempo que prorrumpe en sonidos pausados.
Con frenética rapidez, huye hasta llegar al bote embarrancado, donde se refugia en estado de shock. Una tormenta se desata, dejándose oír truenos ensordecedores.
Rescatado por un barco norteamericano, despierta en un hospital de San Francisco. Su historia no encuentra eco entre sus rescatadores, así que desiste de contarla. Tiempo después se interesa por la vieja leyenda filistea de Dagón, el dios-pez, pero la encuentra demasiado convencional.
Las visiones pesadillescas del monstruo le atormentan insufriblemente durante las noches. Teme que cientos como aquél acaben saliendo de los fondos abisales para destruir a una humanidad debilitada tras la guerra, con lo que decidió suicidarse arrojándose por la ventana de la buhardilla que habita, esa fue la única solución que encontró a su tormento. Cuando de pronto…
Escucho un ruido en la puerta, como si un cuerpo inmenso y resbaladizo se debatiera contra ella. No dará conmigo. Dios,¡esa mano! ¡La ventana! ¡La ventana!
The Window
La casa era vieja, con alas caprichosamente enmarañadas
Cuya disposición nadie conocía a ciencia cierta,
Y en una pequeña estancia hacia la parte trasera
Había una extraña ventana cegada con piedra antigua.
Allí, en una infancia atormentada por los sueños, solía ir
Siempre solo cuando reinaba la noche vaga y negra,
Apartando telarañas con una curiosa falta de miedo
Y sintiéndome cada vez más maravillado.
Más tarde llevé allí a los albañiles
Para descubrir qué vista habían rehuido mis lejanos antepasados,
Pero cuando perforaron la piedra entró impetuosa
Una ráfaga de aire del vacío ignoto que se abría al otro lado.
Entonces huyeron… pero yo me asomé y encontré desplegados
Todos los mundos salvajes que me habían revelado mis sueños.